Quiero encontrar un paraíso y no volver.
La búsqueda de la felicidad para todos es tenaz y por lo general va relacionada a tres constantes, donde estamos, con quien estamos y que tenemos, la búsqueda de un lugar donde sentirse feliz es para muchos, como yo, un tema recurrente en el cual pensar.
Personas que nunca terminamos de encajar donde vivimos ó donde nacimos, es como que si ningún lugar fuese suficiente, que no pertenecemos, porque siempre estuvo presente la idea de comernos el mundo, de conocerlo, de vivir en muchos países, de encontrar un paraíso y no volver.
Este planeta es tan grande y parece no ser suficiente para muchos que inclusive intentan conquistar el universo que hay después de nuestra atmósfera, hacerlo un lugar habitable porque tarde o temprano no querremos estar en la tierra o no podremos.
Estar en un lugar que te de total felicidad no es fácil, más cuando te sientes o eres ajeno a el. Adaptarse a nuevas costumbres, hacerlas tuyas, moldear las que traes de otro sitio, reconocer calles y caras, hablar otro idioma quizás, entender nuevas leyes, hacer NUEVOS AMIGOS, es un montón cuando lo vives y entonces ese nuevo lugar pasa de ser el que creías que amarías y te traería felicidad a ser un espacio lleno de incomodidades.
Te cuesta adaptarte a tu nuevo paraíso. Ya lo viví. En mi segunda experiencia me preguntaba:
¿Cuántas veces más?
Todo iba muy lento. Hacer actividades por mi barrio, conocer a las caras, que el kiosquero de la esquina me conociera y me saludara, ir a la carnicería y pedir (lo de siempre), sentirme segura en la zona y no perderme en los buses porque el camino me lo tenía que saber de memoria, tener mi cafetería favorita. Todo iba muy lento y no estaba cómoda.
Sentada en una cafeteria de Buenos Aires leí palabras de Voltaire en un libro de Fernando Savater (me encanta leer a Fernando y poco he leído a Voltaire).En este libro, Fernando toma un párrafo del poema -Del mundano y la defensa del mundano- , como dije de Voltaire que dice lo siguiente:
•El paraíso terrestre está donde yo estoy•Las dudas se disiparon, la comodidad llegó, porque si! repetí!,
El paraíso terrestre está donde yo estoy!
La felicidad del donde, no tiene que ver con el lugar, la felicidad esta en mi!
Porque sé que por supuesto conoceré más paraísos en el mundo y las cosas que quería que fuesen cotidianas lo serian en algún momento, todo dependía de mi y de nadie más!. Entonces decidí que me permitiría disfrutar del paraíso terrestre donde estaba en ese momento, disfrutar de Caracas, Buenos Aires, Madrid y todos los que vendrán.
Disfrutar de hacer nuevas actividades por mi barrio, atreverme a conocer las caras y quienes estaban detrás, saludar yo todos los días al kiosquero de la esquina para que me tenga presente, ir a la carnicería y pedir (lo de siempre) y reir cuando el carnicero no sepa, pero no importa se lo recordaré cuando vaya, no me perdería en los buses porque siempre curioseaba por la zona, escoger una cafetería como mi favorita y si no me gustaba cambiarla cuantas veces sea necesario.
Me lo repito ahora en Madrid: •El paraíso terrestre está donde yo estoy•.